"Día de la Raza"

 

Señor Director:

"Hace ya mucho tiempo que me hago la siguiente pregunta: el 12 de octubre es del Día de la Raza; ¿a qué viene ese apelativo? ¿De qué raza estamos hablando?

"Si alguien me lo puede explicar, desde ya, muchas gracias."

Nota de Prensa Independiente, intentamos una posible explicación del Día de la Raza´ creado por el Presidente Don Hipólito Yrigoyen en 1917:

 

Simplemente buscando en la PC, en el programa Word , ´Herramientas´, ´Sinónimos´ vemos las siguientes acepciones de raza, entre otras, que como vemos son diferentes a la de grupos raciales (caucásicos, semitas.... etc) y que responden la pregunta de la lectora Serrot. Parecería haber demasiada sensibilidad con la temática:

 

Estirpe - linaje – ascendencia – solar – familia – pueblo – origen – prosapia – abolengo

 

Quedaría claro que ´El día de la Raza´ rinde homenaje a España y nuestra mayoritaria ascendencia hispánica y no a la raza llamada ´blanca o caucásica´, y sin que ello implique un olvido de las demás corrientes migratorias de todo el mundo ni de los descendientes de los pobladores indígenas que existían en nuestro país en ocasión del descubrimiento de América. Este fue y es un país siempre abierto y por cierto muchas comunidades argentinas de otros orígenes celebran también sus días; demasiados problemas tenemos para fabricar uno que no existe, es más, constituye uno de los orgullos nacionales la pacífica convivencia de todos los grupos humanos, inclusive algunos que hoy mismo se matan prolijamente entre ellos en lejanas guerras.

 

2 - "De nuestra memoria...."

- 11/10/71, el Erp atenta con explosivos contra la empresa ALBA de pinturas, en Rosario.

- 11/10/71, el Erp, atenta con explosivos contra la empresa Molinos Río de la Plata, en Rosario.

- 11/10/71, el Erp copa el Registro Civil de Villa Carmela, Tucumán y roba documentos, sellos y maquinas de escribir, para la fabricación de identidades falsas para los terroristas clandestinos.

- 12/10/71 las Far copan una cantera en Juárez Celmán, Córdoba y roban explosivos.

- 13/10/71, las Far copan la Cooperativa Pueyrredón en Córdoba y roban dinero para su logística.

- 13/10/71, las Fal copan una radiodifusora y emiten una proclama revolucionaria, en Córdoba.

- 13/10/74, grupos desconocidos y espontáneos antiterroristas, de los tantos que usaban la sigla AAA sin existir realmente una organización con ese nombre, asesinan a los militantes comunistas Pedro Barraza y Carlos Laham.

-13/10/74, el Erp fracasa en el intento de asesinar al Presidente de la empresa GALIZIA BARGUT, Roberto Bargut, quien queda gravemente herido.

- 10/10/76, las fuerzas armadas descubren los lugares de las "citas nacionales" callejeras de la organización clandestina Montoneros - por lejos la mayor y más salvaje - , en las principales ciudades del país, para ese día y el siguiente, junto con las contraseñas de cada una. En dos días de múltiples operaciones coordinadas en varias provincias, caen decenas de cuadros de niveles alto y mediano, algunos capturados vivos, otros muertos en combate al resistirse y muchos de ellos suicidados mediante pastillas de cianuro.

Esto significa un verdadero descalabro organizativo y el comienzo de la fase final de la derrota de Montoneros; la primera consecuencia estratégica es la huida de su cúpula dirigente al exterior a fines de año, quedando solo cuadros menores casi dispersos y abandonados a una triste suerte por sus cabecillas, quienes luego de repartir irresponsablemente cianuro a sus jóvenes, se escapan para salvar el cuero.

Informó Radio 10 que los Sres. R. Sáa, Posse, Moyano y también Rico acaban de participar en un corte del camino negro junto con los piqueteros que reclaman la libertad del Sr. Castells.

Además, protestan contra Cristóbal Colón (sic)!

Vean Uds. si no estamos en presencia de un nuevo cóctel explosivo a la manera del Frejuli en los 70. Reflexionemos seriamente, sin apasionamientos. ¿Se puede ser más incoherente y mentiroso que esto? ¿Se puede ser más irresponsable, sobre todo, cuando uno dice defender a la Nación?

¿Puede gente que en carne propia o en la de sus camaradas de armas vivieron la agresión terrorista en los años 70 terminar aliándose con los secuaces de las ex-bandas guerrilleras, sin perder el último resto de conciencia?

Justifica el afán desmedido de poder cualquier acto y arrojar por la borda cualquier principio?

Cordialmente.

Muchos de ustedes, así como distintos grupos de ciudadanos se preguntan como hacen nueva Zelanda y Australia para crecer.

Sencillamente... son pueblos diferentes. Me permito opinar porque son países que he visitado y tenido la oportunidad de conocer antes de su actual desarrollo y crecimiento.

Estamos equivocados al creer que solo un sistema económico puede salvarnos, porque la falla se encuentra en la conducta de nuestra sociedad.

La comunidad australiana, como así también la de Nueva Zelanda, se caracterizan por tener un profundo respeto por la ley y el orden. Tienen una filosofía de vida a la que obedecen sin dudar, cumpliendo con los dictados de la ley, sin objeciones.

Regresemos a la Argentina. Hoy me llegó un mail cuyo asunto es: ¡¡¡Grande los Mapuche!!! En el mismo se felicita a esta comunidad por haber realizado un piquete. La razón del mismo: las aguas que bajan de Chapelco a Puente Blanco están contaminadas porque en ellas se descargan aguas cloacales.

El hecho de contaminar un arroyo con total desprecio de las normas vigentes es inaceptable pero también lo es la reacción ILEGAL de cortar una ruta. En Australia o Nueva Zelanda ambos hechos serían poco menos que imposibles.

Hemos permitido que se degrade la educación y como ciudadanos dejamos que desear. Nada se respeta, todo puede ser avasallado en nombre del interés personal. Hemos permitido que gracias a los juicios contra el Estado, algunos grupos económicos que son los mismos que periódicamente licuan pasivos, se enriquecieran.

El diputado Bustos Fierro, gran defensor de las jubilaciones de privilegio, seguramente volverá a ocupar una banca en el Congreso. Los legisladores y jueces, hoy justamente desprestigiados, volverán...... Los legisladores a ser electos para burlarse de la ley y los jueces seguirán impartiendo injusticia.

Si no somos capaces de cambiar de raíz no habrá solución. Cambio cultural, profundo.

Somos parte de un pueblo visceral, sin convicciones y acostumbrado a convivir con la corrupción y endiosando a los "vivos".

No hay sistema económico que sirva sin valores morales que lo respalden, porque no existen fórmulas magistrales que se apliquen y que den en todos los países, idénticos resultados.

Esa es la diferencia con Nueva Zelanda o Australia. En esos países se acata la ley, en Argentina se la viola constantemente.

En nuestra Patria no existen premios y castigos, todo será diferente cuando podamos decir: el mejor negocio en Argentina es ser honesto y cumplir con la ley.

Un cordial saludo,

Debe ser el primer combate cuyo final no registra vencedores. Todos - el Gobierno, los legisladores y los jueces de la Corte Suprema de Justicia - han resultado derrotados.

La oposición pecó de ingenuidad y de gigantismo. Colocó en el mismo banquillo de los acusados a Enrique Petracchi y a Gustavo Bossert (reconocidos por su honestidad personal e intelectual y contrarios a disparar por revancha contra el gobierno duhaldista) y, en el otro extremo, a jueces tan cuestionados como Julio Nazareno, Guillermo López y Adolfo Vázquez.

La decisión de tumbar a todos fue, implícitamente, un juicio a la institución como tal, contraria, por lo tanto, a la noción constitucional y al Estado de Derecho.

El caso de Petracchi es simbólico de lo que sucedió. La oposición lo acusó de una transferencia de más de 500 mil dólares al exterior, pero los bancos mencionados por la denuncia acaban de certificar que el juez no tiene cuenta en ninguno de ellos y que no podría haber hecho ninguna transferencia.

Otros jueces del tribunal no podrían justificar ni los gastos de sus tarjetas de crédito. ¿Por qué todos los jueces debieron ser juzgados entonces?

Los días y las noches de la sesión legislativa para proteger al tribunal fueron la culminación perfecta de la obra de destrucción de una institución, que comenzó cuando el ex presidente Menem amplió el número de sus miembros y creó una mayoría propia, hace más de diez años. El ínfimo crédito social de la Justicia se evaporó en esas horas en las que salieron a luz denuncias buenas y denuncias malas, algunas justas y otras arbitrarias.

Es posible que el Gobierno y la economía hayan ganado en previsibilidad, porque ahora las decisiones políticas serán, seguramente, menos judiciables que antes. Pero la institución judicial quedó en estado calamitoso por obra de algunos de sus miembros, del Gobierno y de los legisladores. El resultado es muy malo para el sistema de equilibrios y de formas que rige a una república.

Partes principales del Editorial II: El juicio que empezó y terminó mal

Con una votación de apuro y a la madrugada, a cargo de diputados que en su mayoría se turnaron en el uso de la palabra por espacio de diez minutos, la Cámara de Diputados dejó finalmente sin efecto las acusaciones y dispuso el archivo de las respectivas actuaciones. Se cerró, así, un capítulo de nuestra vida institucional en el que abundaron los desaciertos y las equivocaciones y en el que las intenciones político-partidarias prevalecieron, desde el principio, sobre el genuino propósito de servir a la verdad y a la justicia.

Durante el debate abundaron las consideraciones globales sobre la seguridad jurídica y hubo un superficial análisis de los cargos formulados contra los integrantes del tribunal. Cabe hacer notar que esos cargos, en muchos casos, estuvieron dirigidos en forma indiscriminada contra los nueve acusados, como si los miembros del tribunal formasen un bloque homogéneo, lo cual constituyó una grave irregularidad, pues revela que se intentó juzgar a una institución y no a algunos de sus miembros.

El resultado de este intento de juicio político no podría haber sido más desalentador para el sano desarrollo de las instituciones. En las escasas dos sesiones que se le dedicaron al tema, prácticamente ningún diputado propició un análisis individual y prolijo de las imputaciones que pesaban en contra de los jueces del máximo tribunal.

Este juicio político nació con una malformación evidente. Consecuentes con los vientos de febrero, que auguraban apoyo popular a cualquiera alimentación de la consigna "que se vayan todos", los integrantes de la Comisión de Juicio Político optaron mayoritariamente por formular acusaciones genéricas, en varios casos insustanciadas, dirigidas contra todos los miembros de la Corte.

La estrategia de colocar a todos en la misma bolsa terminó siendo perjudicial para sus impulsores y para la Nación, en general. Los cargos dirigidos a los jueces han sido, en definitiva, rechazados en su totalidad, sin mayor distinción entre unos casos y otros. Sólo resta esperar que se haya aprendido la lección.

Editorial: "Conflicto costosísimo"

Si bien la idoneidad de los distintos integrantes de la Corte Suprema de Justicia que fue formada por el entonces presidente Carlos Menem a comienzos de su gestión siempre ha sido un tema discutible, no cabe duda alguna de que los esfuerzos de un conjunto heterogéneo de políticos por barrer con los nueve ministros han tenido consecuencias gravísimas para el país, razón por la que la decisión de la Cámara de Diputados de poner fin al proceso rechazando el dictamen de la Comisión de Juicio Político habrá motivado mucho alivio incluso en sectores que entienden muy bien que la Corte actual deja mucho que desear.

De haberse limitado los adversarios de la Corte Suprema a pedir el juicio a miembros determinados por cargos puntuales sin connotaciones políticas manifiestas, es posible que algunas causas hubieran prosperado, pero el que los más comprometidos con el asunto hayan querido reemplazarla por completo, sustituyendo a los nueve jueces actuales por otros que, es de suponer, les parecerían políticamente más afines, significó que el país se viera obligado a asistir a una prolongada lucha ocasionada por lo que en el fondo era una maniobra emprendida por motivos proselitistas.

Asimismo, parecería que la mentalidad de la mayoría de los resueltos a enjuiciar a la Corte no difería en absoluto de aquella de los menemistas: lo mismo que ellos, pensaban que la Justicia debería estar en manos de quienes compartan sus propios puntos de vista.

Por cierto, era razonable suponer que la actitud de los protagonistas más activos de la ofensiva contra la Corte ha tenido más que ver con sus cálculos políticos que con los principios éticos y jurídicos a los que aludían.

La embestida fue organizada por la diputada Elisa Carrió cuando según las encuestas era entonces el personaje político más popular del país, lo que le garantizó el respaldo de quienes aspiraban a aprovechar su "carisma", pero al multiplicarse las señales de que sólo se había tratado de otra estrella fugaz, se redujo el entusiasmo por la causa del presidente Eduardo Duhalde y de otros dirigentes que se sentían legítimamente preocupados por los perjuicios que provocaba.

Sin embargo, la causa podría reabrirse si en las próximas elecciones presidenciales triunfa el puntano Adolfo Rodríguez Saá, aunque pocos creerían que en tal caso su conducta se debería a su respeto por la independencia del Poder Judicial, principio éste que nunca ha figurado en un lugar destacado en su lista de prioridades.

Ya que como gobernador de San Luis "el Adolfo" se hizo nacionalmente notorio por su voluntad de presionar a la Justicia local para que lo acompañara sin chistar, no extraña en absoluto que se haya propuesto reanudar en cuanto pueda la campaña contra la "Corte menemista" que fue iniciada por Carrió.

Así las cosas, no es inconcebible que el año que viene el país se vea agitado una vez más por una suerte de guerra entre políticos ambiciosos por un lado y los ministros de una Corte Suprema de reputación nada envidiable por el otro.

Sería mejor que los políticos se abstuvieran de soñar con cambiar todo de golpe, conformándose con pedir el juicio a aquellos ministros de la Corte cuyas presuntas ofensivas no se presten a interpretaciones partidarias o ideológicas, aunque a juzgar por la evolución del episodio que acaba de cerrarse, son pocos los legisladores que sean capaces de entender la necesidad de respetar las distinciones así planteadas.

Partes principales de ´Otras Voces´: La banalidad de la palabra

El "gatopardismo" (innovaciones para que las cosas sigan como siempre) tiene una nueva y magnífica expresión: el proyecto de ley contra el hambre infantil. Este proyecto busca garantizar la alimentación de madres embarazadas y de chicos hasta cinco años.

Naturalmente, ¿quién podría oponerse a una iniciativa de esta naturaleza? Pero, para el caso, igual podría proponerse un plan para garantizar la supervivencia decorosa de los ancianos.

Y ¿quién va a cumplir con estas obligaciones, que son parte de la base ética de cualquier Estado? ¿El Estado argentino y sus conductores? El Estado ha demostrado estar en la insolvencia y sin perspectivas de recuperación, con obligaciones que lo van aislando internacionalmente y sin posibilidades de atender la supervivencia de nadie, sea niño, adulto o anciano. Y sus conductores han demostrado una incapacidad que está siendo paradigmática. ¿De dónde van a salir los fondos y quién los va a administrar correctamente?

La legislación argentina, de la Constitución para abajo, tiene previsiones que pretenden asegurar el derecho de propiedad, el derecho de tránsito, el derecho a una vivienda digna y protegida por el sistema de Bien de Familia, el derecho a la educación y a la salud, a que las cárceles sean sanas y limpias y tiendan a la recuperación del delincuente. ¿Para qué ha servido todo eso? ¿Para qué servirán estas nuevas iniciativas, como no sea para luchar en el presupuesto y que algo se cumpla?

El problema esencial radica en otra parte y la solución debe ser integral, omnicomprensiva. Debe consistir en un saneamiento de la función dirigente, que lamentablemente no se avizora para nada. Hay un conjunto de individuos que se postulan para la conducción del país, pero que sólo exhiben declamaciones, bravatas y carencia de planes serios y sustentables, así como de equipo idóneo para llevar a cabo reformas que hagan esperar una paulatina recuperación del país.

Y estas son las inconsistencias lógicas que se traducen en lo que llamo "la banalidad de la palabra". El discurso contra el hambre es falso si se sustenta en premisas incumplibles. Y termina permitiendo la clásica demagogia argentina. Tanto es así que la primera en suscribir la iniciativa es la señora esposa del presidente de la República, con gran repercusión periodística.

Esta propuesta irrealizable forma parte de las cortinas de humo que oscurecen el paisaje político argentino. Porque, así como hablamos de la impotencia del Estado para cubrir las necesidades de supervivencia más elementales, tenemos que hablar de lo engañoso que es tratar un presupuesto para el año 2003 cuando no se sabe qué ingresos se podrán tener, ya que una economía en quiebra produce un Estado en quiebra y ninguna previsión es válida.

Así vamos viviendo los argentinos. Envueltos en palabras que no sólo surgen de los esperpénticos protagonistas de la vida pública, sino también de la población que se engaña a sí misma apoyando un asistencialismo que, además de degradante, no es la forma de obtener la recuperación del ciudadano y de la Nación.

El 14/10/70 la organización política militar Montoneros, asesinó en Villa Urquiza al Subcomisario de la Policía Federal D. Osvaldo Sandoval, quien había encabezado la investigación del crimen del Teniente General Aramburu.

 

Su familia no ha recibido 225.000 dólares del estado, claro, él era un honrado servidor público y no un terrorista. ¿Exageramos acaso? . Pocas veces se ha vulnerado tanto todo derecho como lo han hecho en nuestra Patria los hipócritas que dicen estar preocupados por los derechos humanos.

Leyendo opiniones sobre que nos sucede y como atenuar los gravísimos errores, algunos caminos parecen indicar que la solución está en seleccionar la figura de un "Emperador Presidente".

En él se deberían centrar las virtudes más importantes que un ser racional debe tener del punto de vista de conductor de los destinos de la nación.

Como parecen haberse desvirtuado o vuelto caducas las bases sobre las que los ciudadanos eligen a sus representantes, varias opiniones parecen apuntar a la buena elección del hombre "iluminado" y además de ello "excepcional".

Todo pueblo adelantado, sabe que es imposible que un hombre solo pueda conducir los destinos de un país. Por eso va evolucionando en los métodos de selección para procurar sus representantes. Para eso separa los poderes, asegurando un razonable equilibrio en las decisiones de cada uno de ellos.

Parece muy bueno que nos ocupemos de como debe ser la cabeza del poder, más ¿Nos ocupamos de como debería ser constituido el poder ejecutivo administrador, el poder legislativo, el poder judicial, en todos los escalones del país?.

Tal como está ahora, ¿ el resultado es razonable?

El voto obligatorio, ¿Es democrático?

Las condiciones a reunir por los a seleccionar ¿Son las adecuadas?

Con toda modestia pensamos que nuestro destino no depende solo de elegir un presidente y ver en el un emperador, un rey o un caudillo, el problema es mucho más importante.

Es revisar toda la estructura que nos enquista en procesos patrimonio de unos pocos, en desatención a los reclamos de la ciudadanía como un todo, lograr la concertación en instrumentos que legalicen la voluntad de representación ciudadana parece lo más importante de la hora.

Es posible que no puedan intentarse todos los pasos simultáneamente, pero no podemos demorar mas tiempo