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Ha fallecido Aldo Cammarota, el republicano ejemplar, argentino patriota, profesional destacado y en lo personal un verdadero amigo de este medio desde nuestros comienzos hace más de dos años. Siempre contamos con su calor humano, aliento, agudas notas, sus consejos y reflexiones atinadas, con esa fina ironía tan personalmente suya.

Lo hemos perdido lamentablemente y compartimos el dolor con los suyos, pero nos ha legado algo impagable en esta sociedad argentina decadente de hoy: un paradigma a imitar.

La muerte de Aldo Cammarota se produjo en Los Ángeles, EEUU, hacia donde había partido para no volver jamás a su patria en 1974, acosado por la recalcitrancia y las amenazas del fascismo criollo. Don Aldo no era guerrillero, ni subversivo, ni "de izquierda", no, nada de eso. Era humorista y libretista de radio y televisión. Junto a Délfor fue el creador de "La Revista Dislocada" en los años 50, en radio Belgrano, si mal no recuerdo. Después armó "Telecómicos" para la televisión.

Él fue el inventor del término "gorila" para llamar a los antiperonistas de entonces. También a él se deben frases famosas como "Argentina año verde", o "no se vayan que ahora viene lo mejor". Pocos saben que durante varios años fue el autor de los libretos del gran Tato Bores luego de la trágica desaparición de Jordán de la Cazuela en un accidente de aviación en París.

Don Aldo era "de derecha". Supo ser integrante de aquel partido creado por Alsogaray para las elecciones de 1973 llamado "Nueva Fuerza". Razón más que suficiente para que nadie se acuerde del exilio que debió soportar desde que abandonó el país en el 74, perseguido por sus chistes y las ridiculizaciones a políticos en su programa de TV.

Cuando hoy se mencionan y se transcriben los famosos monólogos de Tato, se omite decir quiénes fueron los autores de tales monólogos, es decir quiénes eran los que ponían en boca de Tato aquellas humoradas tan actuales hoy mismo. Jordán de la Cazuela, César Bruto, Aldo Cammarota y Juan Carlos Mesa fueron sus libretistas, antes de serlo sus propios hijos.

Tato Bores se burlaba de políticos y de militares, de la izquierda y de la derecha, del primer mundo y del tercer mundo, sin excepción y sin parcialidades. Él también sufrió prohibiciones, pero lo suyo era el talento artístico para decir las cosas y hace reír, no la autoría. La genialidad de Tato estribó siempre en hacer reír a todos, aún a aquellos que se sentían "tocados" ideológicamente por las bromas. Él también sufrió lo suyo, desde ya.

Pero Don Aldo debió marchar al exilio del que jamás retornó, ni de visita que yo sepa. Desde allá, sin embargo, vivía la realidad y la actualidad argentinas de un modo absoluto, casi como si jamás se hubiera ido.

Por todo eso, le rindo hoy este pequeño homenaje y este recordatorio. Un autor y creador excepcional, que para la recalcitrancia fascista era un burlón como lo fuera Landrú y tantos otros, y para la otra recalcitrancia, la "progre", no era de izquierda sino todo lo contrario.

Tenía el tupé de adherir al ideario liberal, ¡vade retro!. Nunca jamás oí ni leí en la infinidad de programas, libros, revistas, películas y hasta obras teatrales referidas a los exiliados del fascismo vernáculo, ni una sola línea referida a Aldo Cammarota. Pero él también era un exiliado.

Si como dicen hay un más allá, en alguna parte estarás contemplando a tu querida Argentina que tanto se rió con vos pero que nada hizo para que volvieses. Esta Argentina generosa que sin embargo jamás se acordó de tu exilio, de tu desarraigo, de tu angustia. Que no se acordó de nombrarte al recordar al gran Tato, o al repetir por televisión sus viejos "monólogos". Que no se acordó de vos para reclamar justicia.

Yo te recuerdo Aldo, yo tengo presentes aquellos mediodías dominicales de la radiofonía de los 50, cuando "la gran creación cómica de Delfor" era la audición obligada. Y yo te rescato como la persona noble que supiste ser, al menos para quienes te vimos desde una pantalla de televisión. Jamás mezclaste tu ideología con tus libretos, como hacían los grandes, los que ya no están, lamentablemente.

Tu grandeza te llevaba a burlarte de tus afectos ideológicos más que de nadie. Y yo te valoro eso, querido Aldo.

Leía hoy en La Nación una carta escrita por Cammarota a un amigo hace pocos días. En ella le dice:

"me indigna que todos llamen modelo neoliberal a un sistema económico que nunca fue liberal, ya que, por ejemplo, disponer por decreto que un peso tenía igual valor que el dólar es una medida propia de China, de la Unión Soviética o de Cuba ...",

 

"quienes aúllan contra las privatizaciones soslayan que el Estado estaba en quiebra, que sus empresas no funcionaban, que los teléfonos ... eran objetos decorativos y aun así solo se conseguían con acomodo o esperando veinte años. Olvidan también que las privatizaciones las hizo un gobierno peronista y era como esperar peras del olmo, y se hicieron no porque sus propulsores estuvieran convencidos de las ventajas de la libertad económica, sino porque les daban la posibilidad de anotarse para percibir suculentas comisiones de los compradores ...".

 

"Aterra ver el desparpajo con que se vulnera la propiedad privada, los ahorros, los sueldos, las jubilaciones, el comercio y todas las actividades lícitas de la población con medidas arbitrarias e inoperantes, dignas más de la mafia que una nación en serio. Enfurece que se incite al odio, a la lucha de clases, la xenofobia y la violencia, y se explote la buena fe de quienes, a pesar de lo que están sufriendo, quieren volver a creer ..."

 

¿Tendrán algo que decir los conchabados y los "humoristas" de hoy día sobre este hombre?, ¿se les caerá la cara de vergüenza alguna vez?, ¿dará el resentimiento paso a un atisbo de inteligencia para reconocer lo obvio, lo valeroso, lo digno, más allá de lo que piensa cada uno?.

No lo creo, desgraciadamente. Pero Don Aldo Cammarota dejó dicho lo suyo, y resulta casi imposible contradecirlo, ¿no?

Amigos:

Conocí a Aldo Cammarota en 1979, en Los Ángeles, cuando estaba destinado en la Comisión Naval Argentina. Simpatizamos rápidamente y me ofrecí para serle útil en lo que pudiese necesitar.

- Sólo deseo tener noticias de nuestro país. Si tiene la posibilidad de remitirme algún diario argentino de vez en cuando, se lo agradeceré - me contestó.

 

De regreso en Washington, me ocupé de asegurarme que de todos los diarios que llegaban se hiciesen remesas semanales enviándolas por correo al domicilio de Aldo.

Fue como si le hubiese hecho el mejor regalo del mundo. A partir de entonces no se cansó de agradecerme una y otra vez el poder estar en contacto con toda la actualidad argentina. Eran tiempos en los que Internet todavía no había entrado en escena...Lo que para mí era una cosa casi de rutina, para él fue un gesto que nunca olvidaría.

Así fue como, en algunos acontecimientos de los que fui protagonista o partícipe y que tuvieron alguna trascendencia en los medios, la presencia de Aldo Cammarota se mantuvo permanentemente, a través de cartas y mensajes que me dieron aliento y me reconfortaron con las palabras justas y sentidas que necesitaba.

Era - rara avis en nuestro país - un hombre entrañablemente sensato, cuyos actos nunca dejaron de tener la impronta de la nostalgia por el país lejano, el intuitivo objetivo de contribuir en la búsqueda de una solución a nuestros problemas, el apasionado deseo de ser útil a su manera, que era la de escribir con fanática sencillez, incomparable lógica y maravilloso sentido común.

Nunca volvimos a estar en contacto personal. Pero nos sentíamos amigos y lo manifestábamos así: nos unía una misma pasión argentina.

Las últimas expresiones de esa amistad se hicieron presentes por intermedio de "Debate Ciudadano". Nos escuchaba diariamente y nos hacía llegar sus reflexiones.

El ciclo del programa que comenzará el próximo lunes sentirá su ausencia. Es un amigo - no cualquier amigo, sino un patriota - que se fue. Estoy seguro que pudo hacerlo en paz consigo mismo porque nunca dejó de cumplir con su propósito de seguir sintiéndose argentino pese a todas las vicisitudes y a todos los contratiempos, entre los cuales las secuelas de la enfermedad que padeció siendo adolescente no era un dato menor. Pudo haber sido un resentido social. Eligió ser un hombre de bien

Con todo mi amor por Aldo.

A partir del 4 de marzo regresa: Radio "Debate ciudadano"

[email protected] - [email protected]

En vivo a través de Internet: www.fmcultura.com.ar

Aldo Cammarota, que falleció ayer en Los Ángeles, vivió fuera de la Argentina desde 1974, pero nunca dejó de seguir de cerca los acontecimientos del país ni de interesarse apasionadamente por las vicisitudes de su vida institucional. Una muestra de esa permanente preocupación es esta carta, dirigida a Francisco Rizzuto y fechada el 15 de enero: uno de los últimos textos salidos de la pluma del prolífico humorista.

 

Recordado Pancho, perdóname que no te haya escrito durante tanto tiempo habiendo temas tan interesantes para comentar. De todos modos, a esta altura de nuestra amistad sabés bien lo que pienso sobre el pasado, el presente y el futuro. Este es el resultado de la democracia electoral, donde las elecciones se suceden cada vez con mayor frecuencia y donde las masas acuden a las urnas más y más rápido, como en las películas de Carlos Chaplin, para votar no a los más idóneos y honestos, sino a los más demagógicos y corruptos.

Me indigna que todos llamen "modelo neoliberal" a un sistema económico que nunca fue liberal, ya que, por ejemplo, disponer por decreto que un peso tenía igual valor que un dólar es una medida propia de China, la Unión Soviética o Cuba.

Por otra parte, ¿cómo dicen que De la Rúa también aplicó el modelo neoliberal cuando la Alianza era entre la UCR, cuyo jefe Alfonsín es vicepresidente de la Internacional Socialista con sede en París, y el Frepaso es de raíces, tronco y ramas de izquierda?

Quienes aúllan contra las privatizaciones soslayan que el Estado estaba en quiebra, que sus empresas no funcionaban, que los teléfonos (por sólo dar un botón de muestra) eran objetos decorativos y aun así sólo se conseguían por acomodo o esperando veinte años.

Olvidan también que las privatizaciones las hizo un gobierno peronista y era como esperar peras del olmo, y se hicieron no porque sus propulsores estuvieran convencidos de las ventajas de la libertad económica, sino porque daban la posibilidad de anotarse para percibir suculentas comisiones de los compradores. El Estado, además de quedarse con los pasivos, empezó a otorgar subsidios a los compradores, que no afrontaban ningún riesgo, y en una palabra, las privatizaciones fueron vidriosas en vez de cristalinas como debieron ser. Pero aun así no fueron la causa de la deuda externa galopante.

Ahora los delirantes hablan de volver al estatismo: "Hay que recuperar YPF, los ferrocarriles, Aerolíneas, etcétera", claman. Me pregunto: ¿pensarán robarlos? Porque si no hay plata, ¿cómo van a recuperarlos?

Es notable que, habiendo cambiado varios presidentes en pocos días, ninguno admitió la responsabilidad de los políticos en el derrumbe del país.

¡Noooo! La culpa la tienen el Fondo Monetario, el Banco Mundial, los yanquis, los españoles, la FIFA, cualquiera menos quienes manejaron el país a su antojo despilfarrando y robando los dineros públicos sin ningún atisbo, ya no digo de honradez, sino ni siquiera de pudor. Cuando un político argentino en alguna ceremonia dice "tengo el honor...", ya está mintiendo. No tienen ningún honor.

La historia argentina demuestra que cada vez que los militares quebraron su festín, los políticos se rasgaron las vestiduras y clamaron por el retorno a la democracia, y cuando lo obtuvieron, volvieron a hacer inmediatamente lo que había provocado el golpe, negando las circunstancias que provocaron el quiebre institucional, y en el último caso, acusándolos de haber asesinado a los guerrilleros comunistas que trataron enarbolando una bandera que no era la argentina, implantar una tiranía castro-comunista en el país, lo que no lograron gracias a las Fuerzas Armadas, hoy vilipendiadas y despreciadas por el lavado de cerebro que, con ayuda de los políticos, se le hizo a la población y en especial a los jóvenes.

Desde luego que la bajeza de los políticos no significa perdonar a los uniformados el haberse dejado seducir por la idea de que ellos eran los herederos del degradado general "al que no le daba el cuero" y en vez de usar el poder para hacer la revolución que el país aguardaba, buscaron convalidar ese poder, que ya tenían, en una aventura electoral, acaso como resultado de alguna guerra triunfal.

Ahora el país está donde está: en el túnel del tiempo, intentando con Duhalde volver al peronismo del 46, cuando los pasillos del Banco Central estaban llenos de barras de oro, cuando el país exportaba ventajosamente su producción y cuando nuestro crédito en el exterior era óptimo y no íbamos a pedir limosna a ningún Fondo Monetario, ni contestábamos con pedantería a sus funcionarios.

Avergüenza que presidentes, legisladores y el pueblo mismo se jacten y se aplaudan de que "la deuda externa no va a pagarse", sugieran confiscar las inversiones hechas por capitales extranjeros a los que la Argentina dio la palabra de honor de que eran seguras y siempre serían respetadas. Aterra ver el desparpajo con que se vulnera la propiedad privada, los ahorros, los sueldos, las jubilaciones, el comercio y todas las actividades lícitas de la población con medidas arbitrarias e inoperantes, dignas más de la mafia que de una nación en serio. Enfurece que se incite al odio entre argentinos, la lucha de clases, la xenofobia y la violencia, y se explote la buena fe de quienes, a pesar de lo que están sufriendo, quieren volver a creer que esta vez no serán estafados. Necesitan creerlo, porque se les dice: "Si no tengo éxito, detrás de mí viene la guerra civil".

No basta con pedirle a Dios y esperar a que Él haga el milagro. Busquemos ese milagro. Pidamos tener la capacidad de reconocer nuestros errores, la grandeza de corregir nuestras fallas, la ética de obrar siempre de buena fe y jamás actuar de manera que se ponga en duda nuestro honor como pueblo. Evitemos la tentación de recorrer atajos deshonestos. No busquemos en el odio la solución a los problemas. El país necesita riqueza para distribuirla justamente entre todos. La venganza y el robo no producen riqueza, solamente tragedia.

Pidamos, eso sí, a Dios que nos ayude a fortalecer nuestro carácter, y a reconocer a los demagogos que halagando nuestros defectos buscan votos para seguir este ciclo decadente que vive la Nación, y van a tratar de convencernos, siempre que les creamos, de que el número es superior a la razón, y que el atajo es preferible al camino recto.

Esto creo. Un abrazo.

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Señor Director :

Ha fallecido a los 81años, un gran argentino, Aldo Cammarota. Ocurrió en la ciudad de Los Ángeles (EE.UU.), víctima de un ataque cardíaco, el 28 de febrero pasado. Así nos informaron los medios radiales argentinos. Mucho de los que compartieron su amistad, durante sus años de voluntario exilio y vivieron su preocupación por la Argentina, su amor profundo a la libertad, sentimos profundamente su desaparición.

Más allá de sus apreciadas condiciones de humorista y libretista de grandes cómicos, como lo fue el celebre Tato Bores, publicó muchos de sus colaboraciones, en diarios prestigiosos como "La Prensa" de Buenos Aires, y "La Opinión" de la ciudad donde residía. Muchas de sus cartas, difundidas por correo electrónico, trataban temas referidas a la actualidad política de nuestro país. En su contenido demostraba un gran amor al prójimo, y frecuentemente intervenía con opiniones reflexivas sobre temas controvertidos, para defender los principios y valores morales, que debían orientar a la juventud argentina. Rechazó la violencia terrorista de la década de 60 y del 70 en la Argentina y fue un admirador de las FF.AA. y de Seguridad en esa lucha.

Le preocupó mucho la ausencia de Dios en las escuelas de los EE.UU. y se mostró siempre un decido defensor de la oración al inicio de la jornada escolar. Atribuía los hechos de violencia en los establecimientos de enseñanza, a la erradicación de estas costumbres tradicionales de la sociedad americana.

Su muerte nos ha dejado un gran vacío, entre los argentinos, que compartimos sus inquietudes y preocupaciones. Aldo Cammarota, su fina sensibilidad, su buen corazón, su hombría de bien, su calidez humana, ha quedado viva en todos los que tuvieron la oportunidad de haberse sentido acogidos por su amistad.

Que Dios, Padre Misericordioso, lo tenga en su Gloria.

Lo saluda

[email protected]

¨Respublica¨ www.respublica.org.ar -- [email protected] de Wenceslao Tejerina y María S. Azzi.

¨Fundación Cívico Republicana¨ -- [email protected] de Ricardo López Murphy.

¨Escuela para la Libertad¨ -- [email protected] de Simón Chatz.

¨Sobran Políticos¨ -- [email protected] de Jorge Dorado.

¨Dos de Junio¨ -- [email protected] de Raúl Gándara y Raúl Hammar.

¨Taller Sarmiento¨ -- [email protected] de Ismael Allami.

¨Mayoría Silenciosa¨ -- [email protected] de Agustín Machado.

¨Para Poder Elegir¨ -- [email protected] de Santiago Delger.

¨Democracia Directa¨ -- [email protected] de Agustín Echebarne y Enrique Duhau.

La Nación - 1 de marzo del 2002

Falleció ayer, en Los Ángeles, a los 71 años

Solía decir que un día sin sonrisas jamás se recupera. Y que con su trabajo sólo pretendía "hacer reír, distender y que los argentinos empecemos a distendernos".

Aldo Cammarota, que falleció ayer, en Los Ángeles, a los 71 años, tras sufrir complicaciones cardíacas, le puso humor a algunos de los momentos más aciagos de la Argentina de las últimas décadas sin dejar, cuando correspondía, de ponerse serio para señalar con agudeza algunos de los problemas que desde su perspectiva le impedían al país ponerse en marcha.

Desde 1974 vivía en Estados Unidos, donde decidió instalarse junto a su familia después de sufrir amenazas de muerte y un frustrado atentado, pero los amigos que lo visitaban no dejaban de asombrarse por el conocimiento y la información que manejaba desde allí sobre la situación del país.

Y aunque debido a este alejamiento voluntario y prolongado su nombre dejó paulatinamente de ser habitual entre las generaciones más jóvenes, la huella que dejó en la TV argentina fue única, profunda e indeleble gracias sobre todo a "Telecómicos" -uno de los ciclos cómicos más longevos y exitosos de la historia de la pantalla chica local-, a "Humor redondo" y a su trabajo junto a Tato Bores.

La televisión fue el más conocido de los escenarios en los que desplegó todo su talento, pero estuvo lejos de ser el único. Mientras vivió en la Argentina, Cammarota escribió tangos y libros cinematográficos, hizo radio, escribió columnas en varios medios periodísticos (La Opinión, La Prensa, Siete Días) y varias veces se comprometió activamente en la política, por lo general muy cerca de las ideas políticas que expresaba Álvaro Alsogaray. En 1965 fue candidato a diputado nacional y en 1973, precandidato a senador por Nueva Fuerza.

Sin perder el humor, que dicho sea de paso servía para aliviar el dolor de una sociedad que sufría olas de creciente violencia, deslizaba sutilmente algunas de sus ideas políticas, cercanas a un credo liberal por entonces muy cuestionado. Cuando le recordaban algunas conductas del pasado, respondía: "Con el tiempo Perón fue evolucionando y yo también".

La muerte de Jordán en un accidente aéreo llevó a Cammarota a reemplazarlo como autor de los programas de Tato Bores a sugerencia de Mesa, que era en ese momento supervisor de los ciclos humorísticos del 13.

Cammarota ya conocía la política por adentro por su actividad junto a Alsogaray, pero insistía en que lo suyo era, simplemente, el humor político sin segundas intenciones. Pero sus libretos para "Dele crédito a Tato" fueron rechazados por las autoridades (peronistas) del entonces estatal Canal 13, nada dispuestas a admitir comentarios en tono de broma sobre la situación política tras la muerte de Perón. El programa fue levantado por el interventor Omar Gómez Sánchez, que lo consideró "inoportuno y para minorías".

Cammarota respondió denunciando "una clara intención de censura política y un imperdonable ataque a la libertad de sonrisa de los argentinos". Como respuesta recibió amenazas de muerte y una bomba en su casa, desactivada antes de explotar. Con su esposa de toda la vida, María Josefa, y sus tres hijos dejó el país y se instaló definitivamente en Los Ángeles.

Aunque dejamos de acostumbrarnos a verlo, nunca dejó de tomar contacto con la Argentina. Su voz surgía habitualmente por radio dialogando con Bernardo Neustadt, que además publicaba algunos de sus textos en la revista Extra.

"La política es como limpiar vidrios. No importa de qué lado esté uno, la mugre siempre está del otro lado."

 

"Tanto depende la economía de los economistas como el clima de los meteorólogos."

 

"Si en el cine se gana dinero es una industria, si se pierde es un arte."

 

"Uno de los más serios problemas del mundo actual es que muchas personas creen que, porque han estudiado, no tienen que pensar."

 

"¡Qué lindo sería ir al cine y ver una película tan buena como la que anuncian para la semana que viene!"

Los angustiosos días que vive nuestra querida Argentina, son el resultado de esta imperfecta democracia electoral, donde las elecciones se suceden cada vez con mayor frecuencia y donde las masas acuden a las urnas más y más rápido, como en las películas de Carlitos Chaplin, para votar no a los más idóneos y honestos, sino a los más demagogos y corruptos.

Me fascina que todos llamen "modelo neo-liberal" a un sistema económico que nunca fue liberal: disponer por decreto que un peso tenga igual valor que un dólar fue una medida propia de China, la ex-Unión Soviética o Cuba. El valor de la moneda no puede fijarse por decreto, en violación de las leyes económicas que, como las leyes físicas, son imposibles de vulnerar. Por otra parte,¿ cómo dicen que De la Rua también aplicó el modelo neo liberal cuando la Alianza era entre la UCR, cuyo jefe Alfonsín es o fue vicepresidente de la Internacional Socialista, y el Frepaso, de raíces, tronco y ramas de anti-liberales ?

Quienes aúllan ahora contra las privatizaciones, soslayan que el Estado estaba fundido, que sus empresas no funcionaban, que los teléfonos (por solo dar un botón de muestra) eran objetos decorativos, y aún así solo se conseguían por acomodo o esperando 20 años, que ENTEL era una entelequia, que los ferrocarriles perdían un millón de dólares diarios y que YPF era tal vez, la única petrolera del mundo que daba pérdidas. De todos modos, a pesar de que las privatizaciones fueron más vidriosas que cristalinas, constituyeron un paso adelante.

Pero liberar algo la economía, en si no fue la causa de la deuda externa, que hay que buscarla en el despilfarro, la incapacidad, el robo y la resistencia de los dirigentes de turno a liberar totalmente la economía sin dar ventajas a los monopolios, y a no tener una ley laboral justa, medidas que siempre quedaron en proyecto.

Algunos delirantes hablan de volver al estatismo. "Hay que recuperar YPF, los ferrocarriles, Aerolíneas, etc." claman. Me pregunto: pensarán robarlos ? Porque si no hay plata, con qué van a re-comprarlos ? Con un decreto?

Es notable que, habiendo cambiando varios Presidentes en pocos días, ninguno admitió la responsabilidad de los políticos en el derrumbe del país? Noooo! La culpa la tienen el Gran Bonete, el Fondo Monetario, el Banco Mundial, los yanquis, los españoles, la FIFA, cualquiera menos quienes manejaron el país a su antojo despilfarrando y robando los dineros públicos sin ningún atisbo, ya no digo de honradez, sino ni siquiera de pudor. Cuando un político argentino, en alguna ceremonia empieza diciendo "Tengo el honor ..." ya está mintiendo.

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La Historia Argentina demuestra que cada vez que los militares quebraron el festín de la partidocracia, los políticos se rasgaron las vestiduras clamando por el retorno a las elecciones, y cuando lo obtuvieron, volvieron a hacer inmediatamente lo que había provocado el golpe, negando las circunstancias que lo provocaron, y en el último caso, acusándolos de haber iniciado una guerra sucia contra quienes enarbolando una bandera que no era la argentina, trataron de implantar una tiranía como la de Fidel, lo que no lograron gracias a las FFAA, hoy vilipendiadas y despreciadas en virtud de la amnesia colectiva y la desinformación de los jóvenes.

Desde luego que la torpeza de los políticos, no significa perdonar a los uniformados que se dejaron seducir por la idea de que ellos eran los herederos de la partidocracia perversa y en vez de ejercer el poder para hacer lo que el país aguardaba, buscaron convalidarlo, acaso en una aventura electoral, acaso como resultado de alguna guerra triunfal.

Ahora el país está donde está: en el Túnel del Tiempo, intentando volver al 46, cuando los pasillos del banco central estaban llenos de barras de oro, cuando el país exportaba ventajosamente su producción y cuando nuestro crédito en el exterior era óptimo y no íbamos a pedir limosna a ningún Fondo Monetario.

Avergüenza que Presidentes, legisladores y el pueblo mismo se jacten de que "la deuda externa no va a pagarse", sugieran confiscar las inversiones hechas por capitales extranjeros a quienes Argentina dio la palabra de honor de que eran seguras y siempre serían respetadas!

Aterra ver el desparpajo con que se vulnera la propiedad privada, los ahorros, los sueldos, las jubilaciones, el comercio y todas las actividades lícitas de la población con medidas arbitrarias e inoperantes , indignas de una Nación en serio. Entristece la insensibilidad hacia la clase pasiva, y hacia los asalariados a quienes se castiga obligándoles a hacer colas para cobrar lo suyo y se les burla por haber creído que un peso era igual a un dólar, cuando en lo que creyeron fue en las garantías que dio la Argentina, por ley. Enfurece que se incite el odio entre argentinos, la lucha de clases, la xenofobia, y la violencia, Lenin dijo que uno de los pasos para la toma del poder era la destrucción del valor de la moneda y de los sistemas financieros, y en eso estamos.

Para salir de esta encrucijada no basta con pedirle a Dios un milagro y esperar que El lo haga mientras nos dedicamos a saquear y a fomentar el odio. En el odio y la violencia no está la solución. La venganza y el robo no producen riqueza, solamente tragedia.

Lo que hay que pedirle a Dios es que nos de la capacidad de reconocer nuestros errores, la grandeza de corregir nuestras fallas, la ética de obrar siempre de buena fe y jamás actuar de manera que se ponga en duda nuestro honor como individuos o como pueblo. Consigamos que el mundo identifique a los argentinos como triunfadores honestos, no como perdedores piolas.

Roguemos a Dios, que nos ayude a fortalecer nuestro carácter, a desechar la idea de ser ganadores metiendo con la mano goles en la Historia (y vanagloriarnos por hacerlo); pidámosle que nos permita reconocer a los demagogos de siempre que halagando nuestros defectos humanos no buscan soluciones sino simplemente votos para recorrer un tramo más de la decadencia argentina que es moral antes que económica. No dejemos que vuelvan a convencernos que el número es superior a la razón, ni que el atajo es preferible al camino recto.

El sol de la bandera es un sol brillante, una promesa del futuro argentino. Hoy nubes negras lo tapan, pero usemos la cabeza: no dejemos que aprovechen nuestra bronca para cambiarlo por una estrella roja, agotada y a punto de explotar y perderse en el Universo. Hay que darse cuenta.

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